domingo, 4 de diciembre de 2011

Tres Davis en cuatro años


Rafa Nadal gana a Del Potro y da a España su quinta Copa Davis

Rafael Nadal, a la heroica y en un final dramático, proporcionó la quinta Copa Davis al tenis español, después remontar la desventaja inicial que puso fin a la resistencia de Juan Martín del Potro (1-6, 6-4, 6-1 y 7-6 (0)), incapaz de derribar el maleficio que persigue a Argentina en la competición.

El número dos del mundo, infalible en tierra, selló la segunda conquista en La Cartuja. Un éxito que se suma a la senda abierta en el 2000, en el Palau Sant Jordi, cuando por primera vez un cuarteto español, formado entonces por Alex Corretja, Juan Carlos Ferrero, Joan Balcells y el ahora capitán Albert Costa, inscribía el nombre de España en el historial de la competición por equipos más importante del mundo.
Nadal logró por primera vez, el punto definitivo en una final. Una situación que acapara los focos. Que encumbra al autor. Y del que el balear, determinante en la consolidación del tenis español en la última década, había estado circunstancialmente al margen.

La cita con la gloria, amarrada después de cuatro horas y siete minutos de alternativas, dramatismo e incansable pelea contuvo grandes dosis de incertidumbre y bastante de épica. Provocada por un adversario infatigable, que se agarró hasta el último suspiro para mantener la supervivencia en la competición de su país, ávido por hacerse notar en un torneo que no terminan de hacer suyo. A pesar de llegar casi siempre a la recta final gracias a las inacabables generaciones prodigiosas.

Del Potro mantuvo el tipo mientras le aguantaron las fuerzas. Incluso más allá. Cuando se rehizo en el tramo final a pesar de parecer hundido. Llevó la zozobra a tres cuartos de la grada durante hora y media. El aforo restante vibraba con el comienzo fulgurante de la 'Torre de Tandil' a los que devolvió la ilusión, provisionalmente, también antes del cierre del partido.

Las sospechas sobre el estado físico de Nadal, un "run run" que irrumpió en Sevilla pasadas las horas del primer partido, el que jugó ante Juan Mónaco, se avivaron al inicio. El número uno español había sido infiltrado en la rodilla derecha para poder afrontar el choque con garantías.

Algo de eso pareció haber al contemplar el gesto del español y la cierta lentitud en los desplazamientos. Tras ganar, al resto, el primer parcial después de dos dobles faltas seguidas del argentino, fue presa de la situación y de un rival agigantado.
Con el gesto torcido, contrariado, Nadal fue un cúmulo de imprecisiones. De errores atípicos, sometido por la primera raqueta sudamericana, que salió reforzado del errático y atípico comienzo.

Del Potro rentabilizó las dudas del español, que dejaba los golpes a media pista y desprovisto, absolutamente, del servicio.

Nadal no ganó su saque hasta el décimo juego del partido. Entonces había perdido siete parciales consecutivos y ya contaba con un 6-1 en contra.

Juan Martín del Potro había puesto fin a una racha impecable del balear en los diez últimos compromisos de la Davis, que había solventado de forma impecable. Sin ceder set alguno. Desde que Sam Querrey se apuntó el desempate de la primera manga de la semifinal del 2008, que España jugó en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid contra Estados Unidos. Era la quinta vez que el español cedía un set en esta competición. Sin contar la derrota, la única hasta ahora, en su debut, frente al checo Jiri Novak, en Brno.

La dudas de Rafael Nadal, invicto sobre arcilla en la Copa Davis, alentaron a Del Potro y a su banquillo, agarrados a la confianza regalada por el fulgurante arranque de su jugador.

El tenista de Tandil se sentía pletórico. Pleno de confianza y de fuerzas. Con golpes a cada ángulo una y otra vez. El reflejo de la 'ponchera' alentaba al tenista albiazul,  Elevado por el fervor de sus seguidores, infatigables, llamados al orden más de una vez por el juez, el francés Pascal Maria.

Nadal estaba ávido de puntos, de juegos, de renta. En cuanto agarró su saque por primera vez el panorama varió. Dio cierta normalidad el servicio ganado por el español, que ajustó su situación sobre la pista. Mantuvo el tipo y frenó la escapada del de Tandil, obligado a jugar con más riesgo, con más gasto.

El español rompió en el décimo juego y, al resto, cerró el segundo set. Todo estaba en orden.

Las dudas se trasladaron al banco albiazul. También invadieron a Del Potro, que acusó la pérdida del parcial y la advertencia del gasto físico. Con las energías contadas después de las casi cinco horas de pelea que mantuvo cuarenta y ocho horas antes frente a David Ferrer.

Nadal sumó cinco juegos seguidos y dejó allanado el triunfo en el tercer parcial (6-1). A un set de la gloria el español conservó su nivel. Pero aún había quehacer. El desequilibrio que logró en el juego inicial con una rotura, fue paliado por el argentino en el cuarto. La tensión se notó en ambos, incapaces de sujetar cada servicio. El español desperdició el 2-0 con ventaja de su lado.

El dramatismo, sin embargo, alcanzó el partido. Del Potro tuvo un arrebato de orgullo, motivado, recuperó la precisión. Un puñado de golpes imposibles recuperaron su aliento cuando parecía hundido. Llegó a servir para empatar el partido con 5-3 y el saque de su lado.

El fin fue al desempate donde Nadal renació. Ganó el desempate ' de forma impecable facilitado por los errores de su rival, ya desahuciado, incapaz de resucitar. Con 7-0 cerró el partido Nadal, que acaparó la gloria que llevó a España la quinta Davis de su historia.


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