Tras la sorprendente declaración de Rajoy, Mayor Oreja no modificó su discurso: "Todo es una concesión política a ETA". Trillo: "No hay negociación posible".
Por Pablo Montesinos (Libertad Digital)
El comunicado de la banda terrorista ETA es "el apogeo de la mentira", la consolidación "de un proyecto asentado en una negociación con el Gobierno". Lejos de refugiarse bajo el paraguas de la postura oficial del PP, Jaime Mayor Oreja dijo más claro y más alto si cabe su diagnóstico. Un análisis arrollador que ve en "la buena noticia" de algunos la "culminación" de unos contactos soterrados entre los terroristas y el Ejecutivo central y vasco.Vaya por delante que es "un cese permanente, que no definitivo" pero, lo peor, es que es "un proyecto pactado". No se cansó de repetirlo, en declaraciones a esRadio. El eurodiputado sentenció que se abre ahora una nueva etapa político-terrorista: "El desafío va a venir muy pronto", avanzó, destacando que las marcas de ETA tienen ahora "la capacidad de competir con el PNV".
"Esta capacidad la han alcanzado por primera vez en la democracia. Habrá unas elecciones generales y, también, unas elecciones primarias en el nacionalismo", arguyó el ex ministro del Interior, que también forma parte del Comité de Dirección de los populares.
El resumen expuesto en la radio de Libertad Digital no pudo ser más demoledor: "La derrota de ETA es una gran falsedad, una gran mentira". Y lo es porque "no han ganado los demócratas" sino que "lamentablemente el Gobierno ha pactado con ETA". Traducido: "No es una victoria, es un pacto, y el Gobierno ha sido decisivo para que ETA tenga esta capacidad de competir".
En este sentido, Mayor Oreja recordó cuál es el fin último del mundo terrorista: la ruptura del País Vasco con España. O, en otras palabras, convertir el nuestro en el "modelo de Kosovo", por lo que hay que hablar de un claro "desafío".
Por ello, frente a la "euforia" que no entiende, él se refiere a esos españoles "que están entristecidos, preocupados, dolidos, irritados" porque "la mentira avanza". "ETA ha dado un paso muy importante en el camino" del choque final, pero su último mensaje fue de esperanza: "Hay que dar la batalla y hay que plantearse la batalla desde la esperanza. España no está rota, pero el desafío va a venir muy pronto".
Paralelamente a su intervención, el virtual presidente del Gobierno tomaba la palabra en Tarragona, en el marco de un foro económico. Y lo hacía para hablar "de lo importante", de lo que "más le importa" a los españoles: la crisis que azota al país. Ninguna referencia pues al comunicado de la banda; considera que con su intervención en la víspera ya ha quedado clara su posición.
De "la gran noticia" de la que se congratuló, así como del hecho de que asegurara no ha habido "concesiones políticas", los portavoces de la dirección nacional tuvieron en el día después que retratarse. No llegaron tan lejos, pero intentaron proteger al líder de unas críticas que, principalmente, llegan de puertas para adentro.
"No es suficiente. Hay que seguir trabajando para la disolución definitiva", expuso Soraya Sáenz de Santamaría, que redobló en contundencia. "Prudencia y cautela" fueron sus palabras, para "poner el acento en lo que significa este paso pero también en lo que queda por recorrer".
En término parecidos se pronunció María Dolores de Cospedal, que volvió a mentar a las víctimas del terrorismo, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado así como al mundo judicial. Federico Trillo, interlocutor del PP con el ministro Camacho, advirtió: "No hay negociación posible".
Además, desde las filas populares también se recordó machaconamente que la banda "no se ha desmantelado" y que, aún más importantes, las fuerzas de seguridad todavía no han dado por cierto el denominado cese definitivo.
Mientras, Rajoy ofreció una imagen de total tranquilidad e, incluso, de felicidad. Baño de masas previo a la conferencia que pronunció en Coma-Ruga, Tarragona. Se refirió a ETA, pero sólo en privado. Para el jefe del PP, hoy ya es día de pasar página y volver a abrir el libro por el capítulo económico. Mientras, en su partido, crecen esas dos corrientes, esas dos velocidades, donde unos son muy contundentes y otros no se mojan en nada.
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