La secretaria general del partido consigue por primera vez una victoria 'popular' en una comunidad tradicionalmente gobernada por los socialistas
María Dolores de Cospedal, presidenta electa de Castilla-La Mancha, se ha convertido en apenas cuatro años en uno de los valores emergentes de la política nacional y en referente imprescindible en el PP, del que es secretaria general y para el que ha conseguido el triunfo más deseado en el 22-M.Cospedal (Madrid, 1965) ha vencido en el reto más importante que ha afrontado hasta ahora en su carrera política: acabar con la hegemonía socialista en Castilla-La Mancha tras seis mayorías absolutas de José Bono y una de José María Barreda y convertirse en la primera mujer al frente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Lo ha hecho cinco años después de ser designada por Rajoy para tratar de salvar los muebles de un partido que había sido abandonado por José Manuel Molina a solo un año de las elecciones y que, además de estar acomodado en la oposición, se encontraba fraccionado en clanes y familias.
Volvió Cospedal a la tierra de su infancia -que pasó entre El Bonillo y Albacete- y, con un niño recién nacido, recorrió pueblo a pueblo hasta perder por 10 puntos contra José María Barreda, una derrota "digna" para una candidata que trabajó con un equipo heredado y a la que sólo conocían seis de cada diez electores.
Cospedal logró compatibilizar su adhesión inquebrantable a Rajoy con su amistad con Esperanza Aguirre y convenció al presidente de su partido de que podía compaginar su cargo regional con su nueva responsabilidad.
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