sábado, 14 de mayo de 2011

El PSOE busca convencer a los indecisos advirtiéndoles de la "radicalización" del PP

  • Desde Ferraz sostienen que gran parte de su electorado está "desanimado".
  • Según estudios del partido, la mayoría de los indecisos les terminarían votando.
  • El regreso del ala dura del PP, con el ejemplo de Aznar, o los presuntos recortes que aplicarían los conservadores, mensajes clave del PSOE a los que apuestan por la abstención.


La defensa de las políticas sociales y del Estado del bienestar, junto con las advertencias sobre los recortes que aplicaría el PP si gobernara centran los mensajes del PSOE para las elecciones del 22-M, en una campaña en la que batalla contra otro "adversario", la desmotivación, a la que cree estar derrotando.
Los estrategas del PSOE, con su vicesecretario general, José Blanco, a la cabeza, han ideado una campaña muy territorializada, pero también muy ideológica, con la que pretenden movilizar a su electorado tradicional, en la creencia de que una parte de sus potenciales votantes están desanimados y no han decidido todavía si acudirán a las urnas o no. Y es que, según los análisis que hace el Comité Electoral del PSOE, la mayor parte de los indecisos votarían socialista si finalmente optan por acercarse a los colegios electorales el día 22.
Creen en el PSOE que, a mitad de campaña, están cumpliendo sus objetivos y que mucha gente desanimada finalmente acudirá a votar, aunque estiman que este fin de semana será crucial para culminar esa meta y terminar de espolear al electorado más "remolón". Quizás esa desmotivación inicial explica por qué les ha costado llenar en algunos actos, como ocurrió en la apertura de campaña, con el presidente del Gobierno y líder del partido, José Luis Rodríguez Zapatero, en León.
A los desmotivados van dirigidas, más que a nadie, las críticas a la radicalización del PP, al que los dirigentes del PSOE no se cansan de definir como "la derecha más a la derecha de toda Europa". Y a la cabeza de esa derecha colocan al expresidente José María Aznar, muy mentado en los actos electorales socialistas y a quien el PSOE sitúa como el director de un "coro". A Mariano Rajoy sólo se le adjudica un papel secundario. Secundario o no, no hay mitin en el que el PSOE no recuerde la falta de propuestas de Rajoy y le acuse de haber dado la espalda a los españoles en medio de la crisis.

Instrucciones de comparar el programa y los logros con el PP

La idea de que la campaña tenía que ser muy ideológica la remachó Zapatero en la última reunión de la Ejecutiva Federal, donde pidió un esfuerzo para que cale el mensaje de que no es lo mismo un gobierno de izquierdas que uno de derechas, ni en un municipio ni en una comunidad autónoma. Para ensamblarlo con el carácter territorial que el PSOE ha querido imprimir a estas elecciones, los candidatos socialistas tienen instrucciones para comparar su actuación y la de sus adversarios del PP en su municipio o en su autonomía, sin olvidarse de formular propuestas concretas. Se acompañan para ello de todo un muestrario de los recortes que, en su opinión, ya se aplican en las comunidades gobernadas por el PP como la madrileña o la valenciana. El mensaje es que las políticas sociales y del Estado del bienestar "están en el punto de mira" del PP, que "comparte mesa y mantel" con los especuladores y los codiciosos que generaron la crisis. Junto a ello, la defensa sin fisuras de las políticas sociales impulsadas por los socialistas.
Muy duro estuvo el pasado martes Zapatero con este asunto en un mitin en Santander, donde, visiblemente enojado, lanzó un envite ante las críticas del PP por el plan de ajuste de hace ahora un año: "Miente como un bellaco quien diga que hemos hecho recortes", desafió. Para apuntalar sus argumentos, el PSOE echa mano de un recurso que, a su juicio, es "infalible": cotejar los resultados de los ocho años de Gobierno de Aznar con los siete que lleva Zapatero, en ámbitos como el de las pensiones públicas, las becas, la inversión en innovación ... En todos ellos creen los socialistas que el cómputo global les es favorable. También se ha empeñado Zapatero en sus primeros actos en campaña en dejar claras las causas de la crisis y del elevado desempleo, que él sitúa en el modelo puesto en marcha con el Gobierno de Aznar en 1996, que supuso la liberalización del suelo y el engorde de la burbuja inmobiliaria.
La decisión del Tribunal Constitucional de permitir la presentación de Bildu a las elecciones ha pasado prácticamente de puntillas en los mítines socialistas, donde sí se ha cargado, en cambio, contra la utilización de la lucha antiterrorista que, según el criterio del PSOE, hace el PP. El vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, rompió en Valladolid su norma de no hablar de terrorismo en actos de partido y tachó de "abyectas" unas declaraciones del dirigente del PP, Esteban González Pons, sobre los magistrados del Tribunal Constitucional.
Dentro de un ámbito más desenfadado, el fútbol también se ha convertido casi en una constante de los actos del PSOE, Zapatero presumiendo de los éxitos del Barça o Rubalcaba -madridista confeso- diciendo que "el jefe" está "muy crecido".

No hay comentarios:

Publicar un comentario